Esto es algo que recibí, leí y quise compartir...
Carta de Orlando Urdaneta a un amigo:
Querido Amigo: Tus palabras las siento y me duelen, donde duele la patria. Donde duelen los principios. Donde duele el dolor.
Pudiéramos estar perdiendo a Venezuela. Son pocas las ventanas que aun están abiertas para que entre la Libertad. Pero no va a llegar como San Nicolás, por la chimenea. Ni sonriente. Ni cobijado por amor y villancicos, como el Niño Jesus.
Habrá Libertad, pero antes debemos ver sangre. Verterla y ponerla. Después viviremos una represión tenaz. Y entonces, si los venezolanos convenimos en tener un país (y fíjate que no digo “volver a tener país”), solo entonces si lo comenzamos de cero con las buenas memorias por delante para recrear sus condiciones. Y con las malas a la vista, para no repetirlas. Con una amnesia condicionada al perdón, que no a la complicidad, con los que faltaron. Al arreglo sensato, que no a la componenda.
Todo ello enmarcado dentro de una severa legislación. Inclemente, firme y contundente.
Una política social, sumamente magnánima, mientras se limpia la casa. Para que todos coman, mientras se determinan responsabilidades. Pero que a ningún venezolano le falte aquello, que mínimamente le es propio. Aunque coman los delincuentes, pero que no pase hambre ni este huérfano de salud, ni un solo inocente. A los otros, a los bandidos habrá tiempo para detectarlos.
Lo bueno de los malos es que nunca cambian. Volverán a delinquir, pero, para entonces, habrá justicia. Condenas a cadena perpetua y un sistema penitenciario privado, para que nada quede a merced de las tentaciones.
Hermano, si podemos hacerlo. Pero debemos divorciarnos de la agenda complaciente de la oposición y de la agenda asesina del régimen.
El miedo no es una opción.
Su hermano:
ou
martes, 15 de diciembre de 2009
miércoles, 9 de diciembre de 2009
Apoyando a Genin, apoyando al planeta, apoyando el futuro...
sábado, 5 de diciembre de 2009
Estoy blandita...
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